22 abril 2006

BAFICI 2006:el futuro es mujer

Resulta que dos de las mejores películas del festival llevan por título un nombre de mujer.
Una es la alemana Lucy. Maggy es una adolescente que carga con una hija de meses (la Lucy del título). La quiere pero no demasiado, la cuida pero no tanto. Cuando la abuela de la bebita no hace de niñera, la protagonista llama a alguno de sus amigos tan inexpertos como ella para que se encargue y así poder salir a bailar. Maggy tiene pelo negro, es pequeña, preciosa: nada alemana. Vive en la casa de su madre, con la que tiene una tensa relación, y no parece estudiar o trabajar. Una vuelta conoce a un tipo en un boliche y sin pensarlo dos veces se va con la beba a vivir con él. El director Henner Winckler se dedica a registrar estos módicos recorridos con una especie de obsesión clínica. Su película discurre en forma casi etérea, empeñada en sostener algo así como un grado cero del relato cinematográfico. En algún momento, y con el transcurso de los minutos, uno se siente autorizado a temer lo peor. Cuando la relación de la pareja empieza a deteriorarse las preguntas se imponen. ¿Será ésta una película canalla finalmente? ¿Lucy es despachada sin más trámite por el balcón? ¿Alguien se mata, prenden el gas y mueren los tres? Nada. Lucy es un película implacable en su rechazo a la idea de peripecia, una coartada burguesa, después de todo, demasiado a menudo un vehículo para el juicio o la intervención moral. Lucy está atravesada por una extraña luminosidad, una pudorosa belleza que no está relacionada con la idea de adorno o afeite sino con la respiración seca de cada plano y con el rostro cansado y triste de su protagonista.
En la otra película el nombre propio femenino viene multiplicado por tres. Se trata de Linda Linda Linda, del director Nobuhiro Yamashita. Parece que el nombre proviene del título de un hit del rock japonés, una especie de clásico que todo el mundo conoce por esos lares. O algo así. En todo caso, tres chicas preparan esa canción para una feria de fin de año del colegio pero les falta cantante. La elección recae por descarte en una compañera coreana que se encuentra haciendo un intercambio estudiantil. Como la chica se siente segregada por sus dificultades con el idioma japonés y sólo quiere que la quieran, acepta. Linda Linda Linda es una especialidad del cine asiático, algo que por allí parecen hacer como nadie: las comedias melancólicas. Sobria y crepuscular, tan alejada del repertorio de clisés sobre los adolescentes como del paternalismo que de allí se deriva, la película avanza en la construcción de la canción, los ensayos, mientras la chica coreana empieza a sentirse más y más a gusto. Más como en casa. Las cuatro protagonistas son lindas, lindas, lindas y rebosan gracia y comicidad. Y la canción, una suerte de punk rock tocado por ellas desde las entrañas produce una emoción genuina, primitiva. Es fin de año y la niñez se acerca a su fin. Inexorablemente. Esta película adorable registra ese punto álgido como si fuera un grito mudo, un llanto que se atora en la garganta pero que no se deja ver. Acaso por puro orgullo.

5 Comments:

At 23 abril, 2006 12:42, Anonymous Anónimo said...

Comentario lindo lindo lindo... yo también vi esa peli, y lloré ¿¿y qué??
besos.

 
At 24 abril, 2006 12:30, Anonymous Anónimo said...

Y yo que creía que sólo llorabas cuando está húmedo el maní con chocolate.

 
At 24 abril, 2006 12:36, Anonymous Anónimo said...

O cuando se le queman las pizzas,jaja.

 
At 24 abril, 2006 12:58, Anonymous Anónimo said...

Para tu información jamás se me quemó una pizza a mí mi amor.

 
At 24 abril, 2006 15:49, Anonymous Anónimo said...

Bueno, no quiero llamar testigos, jaja... Todo estaba rico igual.

 

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